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La composición química de la chufa destaca la gran cantidad de fibra que contiene y que es claramente beneficiosa para mantener el sistema digestivo en perfecto estado. La ingesta de fibra es el mejor aliado para acabar con los problemas de estreñimiento, ya que la fibra es un estimulante natural para evacuar regularmente.
La fibra está presente en todas las dietas que tienen como objetivo perder peso y se encuentran ampliamente en alimentos como las ciruelas pasas, las semillas de chía o los cereales integrales. Sin embargo, está demostrado que los niveles de fibra que se encuentran en las chufas son superiores a los de estos alimentos. Por ello, estos tubérculos empiezan a ser cada vez más populares. El creciente consumo de harina de chufa puede parecer novedoso, pero se viene elaborando desde la antigüedad. Ahora que hay una gran demanda de nuevos productos y sabores saludables, cuando la popularidad de la chufa empieza a extenderse por todo el mundo.
Entre los beneficios del consumo de fibra se encuentra también la propiedad de abrir el apetito. No es de extrañar que los efectos que se observan sean directamente proporcionales: cuanto antes aparece la sensación de saciedad, mejores resultados se obtienen en los objetivos de pérdida de peso (para los que hacen dietas para reducir su peso). Está comprobado que la fibra permanece más tiempo en el organismo de las personas y proporciona un alto nivel calórico. Este elemento es también un importante regulador de los niveles de glucosa en sangre.
Beneficios de las chufas y los dátiles
¿Por qué comer chufas? Las chufas son un alimento funcional, o un superalimento, lo que significa que tienen un valor nutricional realmente alto con algunos beneficios importantes para la salud. Una ración diaria de fibra prebiótica de chufa alimentará su flora intestinal y mejorará su salud.
Actualmente hay muchos consejos contradictorios sobre la alimentación saludable. Muchos de los datos sobre los alimentos que nos han enseñado durante muchos años se han demostrado erróneos, y el creciente número de protocolos dietéticos como el paleo, el protocolo autoinmune, el bajo FODMAP y la alimentación limpia es suficiente para dejar a cualquiera confundido, así que ¿qué deberíamos comer?
Cada persona es diferente, y lo que puede ser adecuado para una persona puede no serlo para otra. Una regla sencilla es que cuanto menos procesada esté la comida, mejor será para ti. Los alimentos procesados carecen de minerales y vitaminas, y pueden contener conservantes y colorantes que nuestro cuerpo no soporta. Los alimentos pobres en nutrientes pueden provocar una sensación de hambre y antojos de comida porque el cuerpo no está satisfecho. Comer alimentos ricos en nutrientes, con ingredientes sencillos y no procesados, te hará sentirte satisfecho y radiante de salud y energía.
Beneficios de la chufa para la mujer
La chufa, uno de los superalimentos de moda en el mercado, no es, de hecho, una nuez. Estos orbes arrugados, del tamaño de una canica, son pequeños rizomas tuberosos de un junco (cyperus esculentus lativum) que se cultiva desde hace milenios en todo el mundo. Con un sabor que recuerda al del coco y al de la almendra, se ganan su nombre por su exterior a rayas de tigre. Se pueden consumir recién sacadas de la tierra, o tostadas, hervidas o en zumo. Las chufas envasadas se han secado para hacerlas conservables; también se venden como harina de chufa y leche de chufa. Todas tienen numerosos beneficios para la salud.
Harina de chufa
La chufa ha sido cultivada por el hombre durante siglos. También conocidas como chufas y almendras de tierra, los primeros registros de su uso se remontan al neolítico egipcio. Desde allí, su cultivo acabó extendiéndose al norte de África y a la Península Ibérica. Es más, los españoles la utilizan para hacer horchata desde el siglo XVIII.
En primer lugar, hay que aclarar que no son nueces ni pertenecen al reino animal. Las chufas son tubérculos, como el boniato, aunque de tamaño mucho menor. Su nombre se debe a las rayas del exterior de los tubérculos.
“Las chufas son alabadas por su alto contenido en fibra de almidón resistente”, dice Maya Feller, nutricionista diplomada y fundadora de Maya Feller Nutrition. “Las fibras de almidón resistente son muy apreciadas por su capacidad prebiótica. Estas fibras atraviesan el tracto gastrointestinal sin ser digeridas y se cree que reducen los picos de azúcar en sangre y ayudan a la saciedad”, explica la nutricionista de Brooklyn.
Además, son “una buena fuente de proteínas vegetales, grasas poli y monoinsaturadas, magnesio, calcio y vitaminas C y E”, añade Feller. Además, no tienen gluten ni lácteos, por lo que son una gran opción para quienes siguen una dieta vegana o paleo.