Probióticos
Los problemas digestivos, como los gases, el estreñimiento y la diarrea, afectan a millones de personas, y el 15 por ciento de los habitantes de los países occidentales sufre una forma grave de sensibilidad intestinal denominada síndrome del intestino irritable (SII).
En comparación con los carbohidratos refinados, como el pan blanco y la pasta, los cereales integrales aportan mucha fibra, así como nutrientes añadidos, como los ácidos grasos omega-3. Cuando las bacterias intestinales fermentan la fibra, producen ácidos grasos de cadena corta. Estas moléculas favorecen el buen funcionamiento de las células que recubren el colon, donde vive el 70% de nuestras células inmunitarias.
Las verduras de hoja verde, como las espinacas o la col rizada, son excelentes fuentes de fibra, así como de nutrientes como el folato, la vitamina C, la vitamina K y la vitamina A. Las investigaciones muestran que las verduras de hoja verde también contienen un tipo específico de azúcar que ayuda a alimentar el crecimiento de las bacterias intestinales saludables.
Si alguna vez te has dejado llevar por tu instinto a la hora de tomar una decisión o has sentido “mariposas en el estómago” cuando estás nervioso, es probable que estés recibiendo señales de una fuente inesperada: tu segundo cerebro. Escondido en las paredes del sistema digestivo, este “cerebro en el intestino” está revolucionando la comprensión de la medicina de los vínculos entre la digestión, el estado de ánimo, la salud e incluso la forma de pensar.
Recetas para la salud intestinal
El yogur vivo es una excelente fuente de las llamadas bacterias amistosas, también conocidas como probióticos. Busque las versiones sin azúcar y con toda la grasa y añada su propia fruta para un sabroso desayuno. Las bebidas de yogur pueden contener un elevado número de bacterias beneficiosas para el intestino, mucho más de lo que se encuentra en un yogur normal. Sin embargo, hay que tener en cuenta que pueden tener un alto contenido en azúcar.
Esta bebida de yogur probiótico se elabora mediante la fermentación de la leche y está repleta de bacterias buenas (que pueden ayudar a reducir las fugas intestinales). Es originario de la región montañosa entre Asia y Europa, así como de Rusia y Asia Central. También es una gran adición a los batidos y sopas, o se puede utilizar como base para el aderezo de las ensaladas (añadiendo zumo de limón y condimentos).
El miso se elabora a partir de habas de soja fermentadas, además de cebada o arroz, y contiene una serie de beneficios como bacterias y enzimas útiles. Se trata de una pasta salada que se utiliza en salsas, aderezos y sopas, y que también puede utilizarse como adobo para el salmón o el tofu. Es un alimento básico de la cocina japonesa y adecuado si se evitan los lácteos. La investigación no está segura de que las bacterias lleguen efectivamente al intestino; sin embargo, en las regiones donde el miso es una fuente de alimentos fermentados básica, la población tiene mejor salud intestinal y menos enfermedades intestinales.
Dieta del microbioma
En el tracto digestivo viven miles de millones de bacterias que desempeñan un importante papel en la salud. Sin embargo, de las miles de especies de microbios que viven en su intestino, algunas son saludables para su cuerpo, mientras que otras no lo son.
Una dieta saludable basada en plantas mejora la salud y la diversidad de sus microbios intestinales, previniendo y tratando condiciones como la obesidad, la diabetes, las enfermedades cardíacas y la inflamación asociada a las enfermedades autoinmunes.
Los prebióticos alimentan a las bacterias saludables. Entre las buenas fuentes de prebióticos se encuentran las alcachofas de Jerusalén, la raíz de achicoria, las hojas de diente de león crudas, los puerros, las cebollas, el ajo, los espárragos, el trigo integral, las espinacas, las judías, los plátanos, la avena y la soja.
Los probióticos son bacterias o levaduras vivas que se encuentran en los alimentos fermentados y que, cuando se consumen, se instalan en el intestino y mejoran la salud. Algunas fuentes saludables son el chucrut, el miso, el tempeh, el kimchi y el kéfir de agua.
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Qué es la tripa
Imagine una ciudad bulliciosa en una mañana entre semana, con las aceras inundadas de gente que se apresura para llegar al trabajo o a sus citas. Ahora imagínese esto a nivel microscópico y tendrá una idea de cómo es el microbioma dentro de nuestro cuerpo, formado por billones de microorganismos (también llamados microbiota o microbios) de miles de especies diferentes. [1] Estos incluyen no sólo bacterias, sino también hongos, parásitos y virus. En una persona sana, estos “bichos” coexisten pacíficamente, y el mayor número se encuentra en el intestino delgado y grueso, pero también en todo el cuerpo. El microbioma se considera incluso un órgano de apoyo porque desempeña muchas funciones clave para el buen funcionamiento diario del cuerpo humano.
Cada persona tiene una red de microbiota totalmente única que está determinada originalmente por su ADN. Una persona se expone por primera vez a los microorganismos cuando es un bebé, durante el parto en el canal de nacimiento y a través de la leche materna. [1] Los microorganismos a los que se expone el bebé dependen exclusivamente de las especies que se encuentran en la madre. Más adelante, las exposiciones ambientales y la dieta pueden cambiar el microbioma de una persona para que sea beneficioso para la salud o para que la persona corra un mayor riesgo de padecer enfermedades.