Higado graso y nutricion

Esteatosis hepática

La enfermedad del hígado graso no alcohólico es ahora la enfermedad hepática crónica más frecuente, gracias, en parte, a nuestra epidemia de obesidad, que ahora se observa incluso en los niños. Entre el 70 y el 80 por ciento de los niños obesos pueden padecer hígado graso. ¿Por qué nos preocupa? Porque un hígado graso puede evolucionar hacia una hepatitis grasa, que puede causar cicatrices y cirrosis hepática, lo cual ya es bastante malo sin que además provoque un cáncer de hígado.

Bien, ¿cuál es el origen de la grasa hepática en la enfermedad del hígado graso? Hay tres fuentes principales: el exceso de azúcar en la dieta, el exceso de grasa en la dieta, y la grasa que se derrama de su propio exceso de grasa corporal.

¿Cómo sabemos que el exceso de azúcar en la dieta es malo? Porque se ha puesto a prueba. Si se asigna aleatoriamente a los adolescentes con enfermedad del hígado graso a una dieta baja en azúcares libres (es decir, azúcares añadidos y bebidas azucaradas), experimentan una mejora significativa en ocho semanas. Ante estos nuevos datos, un editorial de la revista del hígado afirmaba que “[se] puede argumentar con firmeza que hemos superado cualquier período de incertidumbre sobre los efectos nocivos del consumo excesivo de azúcar y que debemos actuar ahora… para informar al público de los riesgos para la salud de comer demasiado azúcar”.

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Dieta para el hígado graso

✉ Autores correspondientes: Prof. Zhou Yu-Dong; correo electrónico: yudongzhouedu.cn, Número de teléfono: 0086-057188208547, Prof. Junfen Fu; correo electrónico: fjf68com, o fjf68edu.cn, Número de teléfono: 0086-571-88873013Este es un artículo de acceso abierto distribuido bajo los términos de la licencia Creative Commons Attribution (CC BY-NC) (https://creativecommons.org/licenses/by-nc/4.0/). Consulte http://ivyspring.com/terms para ver los términos y condiciones completos.

La convergencia de las grasas y los carbohidratos indujo moléculas de señalización clave en la patogénesis de la NAFLD. Aquí, las grasas y los carbohidratos significan una ingesta elevada o una ingesta de componentes dañinos de las grasas y los carbohidratos que apoyan la patogénesis de la NAFLD. Las grasas y los carbohidratos inducen directa o indirectamente el estrés metabólico y la cascada de señalización relacionada que induce colectivamente la resistencia a la insulina y apoya la patogénesis general de la HGNA. FFAs= ácidos grasos libres, IKK β= inhibidor de κB quinasa-β, NF-κB= factor nuclear kappa B, Mac= macrófagos, TNF-α= factor de necrosis tumoral-α , IL-6= interleucina 6, IL-1 β= interleucina 1 β, ER= retículo endoplásmico, IR= resistencia a la insulina, TGs= triglicéridos, NASH= esteatohepatitis no alcohólica, HSC= células estrelladas hepáticas, KC= células de Kupffer.

Dieta mediterránea

La prevalencia de la enfermedad del hígado graso no alcohólico (EHGNA) y de su forma progresiva, la esteatohepatitis no alcohólica (EHNA), está aumentando en paralelo a las crecientes tasas de obesidad y de diabetes tipo II (DMT2). En la actualidad, alrededor del 25% de los adultos de todo el mundo están diagnosticados de esteatosis hepática y esta cifra se …

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Tratamiento del hígado graso

Aproximadamente la mitad de los niños con sobrepeso y obesidad pueden tener hígado graso. Los niños que ganan más grasa en el vientre pueden tener más riesgo de padecer hígado graso. Otros factores de riesgo del hígado graso son tener un familiar con hígado graso, diabetes tipo 2, resistencia a la insulina o síndrome de ovario poliquístico.

Si el pediatra sospecha de hígado graso, enviará un análisis de sangre para comprobar la función hepática del niño. En un niño con hígado graso, el análisis de sangre suele mostrar niveles elevados de una proteína llamada ALT (alanina aminotransferasa). Este resultado sugiere que existe una inflamación del hígado. A veces el pediatra también realiza una ecografía abdominal, que puede mostrar si hay demasiada grasa en el hígado.

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Otras afecciones, como la hepatitis vírica, la hepatitis autoinmune y las enfermedades metabólicas, también pueden provocar la acumulación de grasa en el hígado. El médico realizará los análisis de sangre adecuados para asegurarse de que su hijo no tiene otras enfermedades hepáticas.

Una vez confirmado el diagnóstico de hígado graso, pueden utilizarse otras pruebas para medir su gravedad. Una resonancia magnética puede medir la cantidad de grasa que hay en el hígado y buscar tejido cicatricial (fibrosis). Una biopsia de hígado también puede ser útil para medir la inflamación y el tejido cicatricial.

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