Historia de los alimentos funcionales
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El océano es un gran tesoro y puede proporcionar importantes recursos alimentarios y nutricionales a los seres humanos. Con el aumento del tamaño de la población mundial, el nivel de vida y la demanda de alimentos de la humanidad, el consumo y la demanda de alimentos marinos seguirán aumentando en todo el mundo. La producción de alimentos a partir del océano es sostenible y tiene un impacto medioambiental significativamente menor en comparación con los alimentos terrestres. De hecho, el océano tiene potencial para suministrar más de 3.000 millones de toneladas de alimentos marinos para alimentar a 30.000 millones de personas. Además, las materias primas alimentarias marinas pueden proporcionar fuentes de proteínas de alta calidad para el consumo humano. Sin embargo, es importante considerar los beneficios potenciales del consumo de alimentos marinos en el contexto de la creciente preocupación por la contaminación de los océanos (por ejemplo, los desechos plásticos, los residuos industriales) y su potencial para dañar la vida marina.
Las investigaciones han demostrado que las dietas con un mayor consumo de alimentos marinos están asociadas a un menor riesgo de enfermedades crónicas relacionadas con la dieta. Los alimentos marinos son bajos en calorías y contienen sustancias activas funcionales como péptidos bioactivos, terpenos, policétidos, alcaloides, ácidos grasos insaturados, polisacáridos, vitaminas y minerales, que han demostrado tener efectos positivos para la salud. Por ello, la extracción de sustancias activas funcionales y el desarrollo de alimentos funcionales a partir de recursos marinos está atrayendo cada vez más atención en el campo de la nutrición y la salud, y de la ciencia y la tecnología de los alimentos.
Revisión de los alimentos funcionales
Los “alimentos funcionales” son alimentos o componentes dietéticos que pretenden aportar beneficios para la salud aparte de la nutrición básica1. Estos alimentos contienen sustancias biológicamente activas, como los antioxidantes, que pueden reducir los riesgos de ciertas enfermedades asociadas al envejecimiento. Algunos ejemplos de alimentos funcionales son las frutas y las verduras, los cereales integrales, la soja, la leche, los alimentos y bebidas mejorados y algunos suplementos dietéticos.
La dieta y la salud están estrechamente relacionadas. Por ello, actualmente se mejoran los cultivos a través de la biotecnología para aumentar los niveles de sustancias biológicamente activas importantes para mejorar la nutrición, aumentar la resistencia del cuerpo a las enfermedades y eliminar los componentes indeseables de los alimentos. ¿Qué sustancias son las que la biotecnología tiene como objetivo para mejorar los beneficios para la salud de los cultivos?
Los fitoesteroles y los fitoestanoles son moléculas similares al colesterol que se encuentran en todos los alimentos vegetales, pero las mayores concentraciones se dan en los aceites vegetales no refinados, incluidos los aceites vegetales, de nueces y de oliva. Los frutos secos, las semillas, los cereales integrales y las legumbres también son buenas fuentes dietéticas de fitoesteroles2. Los estudios han demostrado que estos compuestos pueden reducir el riesgo de enfermedades cardiovasculares y los niveles de “colesterol malo”.
Alimentos funcionales pdf
Los avances en las ciencias de la alimentación y la nutrición han puesto de manifiesto que la dieta puede proporcionar a los consumidores componentes capaces de modular las funciones corporales, mejorar el estado de salud y el bienestar y/o reducir el riesgo de algunas enfermedades. Por ello, en los últimos años se ha investigado mucho sobre el desarrollo y la aplicación de tecnologías para elaborar alimentos funcionales. Los alimentos funcionales y los complementos dietéticos pueden hacer alegaciones de salud y/o de estructura/función. Las alegaciones de salud afirman que un ingrediente puede reducir el riesgo de una enfermedad, mientras que las alegaciones de estructura/función declaran que un ingrediente del producto podría beneficiar a una estructura del cuerpo (el sistema óseo) o a su función (el sistema circulatorio). Este documento incluye información sobre los productos comunes ricos en componentes nutracéuticos; explica la importancia de los alimentos probióticos y prebióticos y, por último, se centra en las patentes recientes que tratan de formulaciones funcionales para enfermedades humanas específicas.
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Desarrollo de nutracéuticos
A efectos del Informe de Expertos, Functional Foods: Oportunidades y desafíos, los alimentos funcionales se definen como alimentos y componentes alimentarios que proporcionan un beneficio para la salud más allá de la nutrición básica (para la población a la que van destinados). Los ejemplos pueden incluir: alimentos convencionales; alimentos fortificados, enriquecidos o mejorados; y suplementos dietéticos.
Los alimentos funcionales aportan nutrientes esenciales más allá de las cantidades necesarias para el mantenimiento, el crecimiento y el desarrollo normales, y/o aportan otros componentes biológicamente activos que confieren beneficios para la salud o efectos fisiológicos deseables.
Los alimentos funcionales se sitúan en un continuo que va desde el mantenimiento/promoción de la salud hasta el tratamiento de enfermedades. La ciencia ha demostrado claramente las funciones adicionales de la dieta en la reducción del riesgo de enfermedades, y los consumidores han aprendido que los alimentos tienen un mayor impacto en la salud de lo que se conocía.
Los conocimientos adquiridos gracias a la investigación genética ofrecen oportunidades para prevenir enfermedades y mejorar la calidad de vida a través de los alimentos funcionales. Los descubrimientos genéticos permiten comprender los efectos de los nutrientes en los procesos a nivel molecular en el organismo y también los efectos variables de los componentes de la dieta en cada individuo.